Cuidados angelicales.
¿Qué ocurre después de la muerte? Kate Fitzgerald fue una mujer dedicada al hogar, a su hija (Celia) y esposo (William). Su prioridad siempre fue su familia. Sin embargo, la vida dio un giro total a su zona de conford. Su esposo marcó distancia entre él y ella. Su hija se marchó de la casa cuando solo tenía 18 años de edad porque su padre la limitaba para hacer lo que ella realmente deseaba hacer: música. Después de esto, Kate platicó sus problemas con su mejor amiga (Verónica), con la esperanza de ser comprendida y apoyada por alguien, un error que pagaría muy caro incluso después de muerta. Y, por si fuera poco lo que había ocurrido en su vida, ella muere de cáncer.
Decidir si vivir o morir mientras está flotando sobre su cuerpo en una fría habitación del hospital, tomó sólo unos minutos de reflexión, pero su decisión fue rápida. La muerte callaría los dolores físicos y psicológicos vividos día a día después de haberse casado, lo cual sonaba a gloria segura. Sin embargo, esto no pasó. Su ángel guardián llegó con ella pero no para llevársela, sino para pedirle que arreglara sus asuntos pendientes con los vivos: Celia y William, quienes terminaron peleados y no habían vuelto a hablarse por más de 8 años. Ésta fue su misión, reconciliar a su esposo con su hija para poder vivir en la gloria.
Romper con el orgullo de William fue un verdadero reto, ya que él es un hombre de carácter firme y nunca retira sus palabras aunque esté equivocado. Por otro lado, Celia heredó el mismo carácter que su padre, así que para Kate no fue sencillo hacer que su hija olvidara su rencor hacia su padre por todo el maltrato que recibió por parte de él. En cambio, cuando descubrió que su hija tiene un hijo de 8 años, se interesó más por reunir a su familia de nuevo, aunque también se llevó la sorpresa de que su nieto tenía problemas de lenguaje además de sufrir bullying por parte de sus compañeros.
Para ayudar a su nieto con su lenguaje, invirtió tiempo y dedicación a sus habilidades fantasmales para poder convivir con él más tiempo. Ella enseñó a su nieto a atar sus agujetas, peinarse y defenderse de los niños. Además de quitarle la costumbre de hablar de sí mismo en tercera persona y volver más fuerte el lazo madre-hijo de Celia y Mattew. Afortunadamente logró convencer a su esposo por medio de señales (recuerdos breves de William con Celia) de buscar a su hija, mientras que a Celia la convenció por medio de su nieto, quien preguntaba constantemente por sus abuelos.
Al final de la novela, Celia y William se reencuentran, intentan convivir como familia pero se enfrentan a viejos enredos entre William y Kate. Entre esos enredos están dos en particular, el primero es cuando Celia descubre que su padre fue infiel con la mejor amiga de su madre, la segunda cuando su madre fue infiel con un muchacho al que casi le doblaba la edad. Para este punto de la historia, Kate comprende que no es importante su misión de reunir a su familia, sino de perdonar las faltas de los demás con ella y viceversa para así poder disfrutar de la gloria eterna.
En lo personal disfruté la historia. En ningún momento me pareció predecible, sino sorpresiva y con un toque de romance porque el personaje principal (Kate) se permitió romper con su estructura y se dio el gusto de conocer a alguien más. Además de valorarlo como persona y disfrutar de un momento de gloria en su vida, aunque esto haya hecho que se sintiera incómoda consigo misma y creyera que merecía regresar a su infierno eterno. Lo que no me gustó fue que hiciera creer a su nieto que todo había sido un sueño, pero que siempre estaría con él. Recomiendo ésta novela para una tarde solitaria, ya que se puede leer incluso en 3-4 horas.
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